El corazon delator
Me es imposible decir como aquella idea me entro en la cabeza por primera vez; pero, una vez concedida, me acoso noche y dia. yo no perseguia ningun proposito. ni tampoco estaba colerico. queria mucho al viejo. jamas me habia hecho nada malo. jamas me insulto. su dinero no me interesaba. me parece que fue su ojo. si eso fue tenia un ojo semjante al de un buitre... un ojo celeste, y velado por una tela. cada vez uque lo clavaba en mi se me helaba la sangre. y asi, poco a poco, muy gradualmente. me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
presten atencion ahora. ustedes me toman por loco, pero los loco no saben nada. en cambio... si hubiera podido verme si hubieran podido ver con que habilidad procedi, con que cuidado... con que prevision... con que disimulo me puse a la obra jamas fui mas amable con el viejo que la semana antes de matarlo. todas las noches, hacia las doce, hacia yo girar el picapororte de su puerta y la abria... oh tan suavemente y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada.
de manera que no se vera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza oh ustedes se hubieran reido al ver cuan astutamente pasaba la cabeza. la movia lentamente... muy lentamente, afin de no pertubarse del sueño del viejo. me llevaba una hora entera introducir la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. eh? es que un loco hubiera sido tandente como yo? y entonces cuando tenia la cabeza completamente dentro del cuarto, abria la linterna cautelosamente... oh, tan cautelosamente si, cautelosamente iba abriendo la linterna, pues crujian las bisagras.
y iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayero sobre el ojo de buitre, y esto lo hice durante siete largas noches, cada noche a las doce... pero siempre encontre el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino su maldito ojo.
por la mañana, apenas iniciando el dia, entraba sin miedo en su habitacion y le hablaba resueltamente, llamandolo por su nombre con voz cordial y preguntandole como habia pasado la noche. ya ven ustede que tendria que haber sido viejo muy astuto para sospecjar que todas las noches, justamente a las doce iba yo a mirarlo mientras dormia.
las ansiedades de un hombre lo pueden llevar a la muerte
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